Carbide apartments

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2019

No me había enterado hasta que Ignacio me lo comentó, a finales de 2018. La red se hacía eco, aunque sin el revuelo que podía esperarse, dada la magnitud del disparate: ¡nada parece ya importante!

A los pocos meses, en una visita a NY, pude ver en 270 Park Av. como el Union Carbide Building -Gordon Bunschaft y Natalie de Blois (SOM), 1957-60- había perdido la vida: todavía entero, solo quedaban los materiales. Desocupada, con los muebles y las lámparas cuidadosamente retirados, la torre lucía polvorienta y recatada, como avergonzada de un estado que jamás imaginó.

Un ascensor metalizado, situado en la esquina interior de E48th St., ayudaba con sigilo al vaciado, mientras una cerca sin miramientos, en la acera de Park Av., presagiaba el cumplimiento del veredicto: una placa de color bronce y factura cuidada hacía público el plazo para la demolición.

Nada que no pudiera preverse: los consejeros del JP Morgan Chase & Co. debieron llegar a la conclusión de que hoy los apartamentos de lujo son más rentables que las oficinas. Los arquitectos hemos contribuido a difundir la estúpida falacia de que los edificios se hacen a medida del programa, como los trajes, a medida del consejero delegado. De modo que los ejecutivos lo tuvieron fácil: a programa distinto, edificio nuevo.

No tengo ya edad de rabietas literarias ni adhesiones a cartas de protesta, de modo que elegí la acción más radical: la que más beneficia a la humanidad y la cultura, además de ocuparme con deleite unos días. Decidí proyectar apartamentos amplios y lujosos en el edificio sentenciado. Resultaron seis “viviendas de ensueño” por planta, sin cambiar un ápice la estructura, ni las instalaciones básicas de la torre.

Claro, no tan solo era posible, sino que, prácticamente inmediato: durante unas semanas, la espacialidad virtual alivió el vacío que me había provocado la ausencia, ya, del edificio.  

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