Casa CTS

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2017

En una reciente visita a La Ricarda (1949-63), una de las obras de referencia de Antonio Bonet, reparé en unos aspectos que a menudo aparecen ocultados por la imponente presencia de la casa.

Por una parte, la versatilidad del planteamiento modular, incluso tratándose de módulos de gran tamaño, en torno a 9x10 m. La pericia del arquitecto le hizo recurrir a esa estrategia para controlar un programa tan amplio como singular.

Por otra parte, la espacialidad generada por la secuencia de bóvedas adosadas, donde la alternancia de líneas de techo bajo con la altura de la cumbre de la bóveda provoca un espacio pautado, de modo que cualquier decisión posterior deberá tenerla en cuenta.

Por último, el recurso a la estructura en T, estableciendo tres dominios correspondientes a las áreas de estar, las de servicio y los dormitorios; en el caso de La Ricarda, complementada por módulos abiertos destinados a garaje y sombrajos cara al mar.

No pude resistirme a la tentación de ensayar estos criterios sin utilizar la cubierta de bóveda, con el propósito didáctico de mostrar que la arquitectura de La Ricarda no se limita al uso de ese tipo de cubierta.

Sustituí las bóvedas por unos forjados en C, con la cavidad hacia abajo, de modo que se conservase la secuencia de espacios pautada por líneas de menor altura. Esa cubierta, menos determinante que la bóveda, se adapta probablemente más a la diversidad de espacios que una casa contempla.

Limité mi proyecto a la Estructura en T de la Casa Catasús (1956-58), de J. A. Coderch, a mi juicio, una referencia entre las casas que asumen esa organización. Solo añadí un módulo de cubierta, abierto para provocar una zona de sombra próxima a la piscina.

El modulo es menor, en torno a 7x7m. y, aun así, se trata de una casa muy amplia: podría reducirse a unas dimensiones en torno a 6x6 m., incluso un poco menores.

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