Distrito urbano

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2018

La conveniencia de agrupar en una misma zona actividades con ciclos temporales diferentes, ha propiciado la actualidad de arquetipos arquitectónicos que parecían de otra época: con el objetivo de que la continuidad del uso actúe como control social, en la actualidad se renuncia a la especialización funcional, mito de la ciudad moderna de mediados del siglo pasado, a favor de la coexistencia de usos en las áreas urbanas.

El comercio convive con la vivienda y la oficina, para evitar la desertización horaria de determinadas áreas de la ciudad. Así, el cuerpo bajo de uso comercial, sobre el que se disponen barras o torres, destinadas a oficinas o viviendas, es uno de estos arquetipos de edificios que se adaptan bien a la ciudad contemporánea.

Hace años (2009) abordé dicho arquetipo como solución singular para una manzana, confiando en su compatibilidad con los ensanches del siglo XIX: en aquella ocasión se trataba de barras de oficinas sobre un bajo comercial.

Ahora aprovecho aquel proyecto para afrontar un pequeño distrito de cuatro manzanas, en el que, además de oficinas y comercios, hay viviendas y servicios escolares y culturales. Como suelo hacer, he tratado de comprobar una serie de edificios arquetípicos previamente proyectados, en un área urbana dotada de sentido y consistencia formal.

 

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