Ordenación de la Plaza de las Glorias

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Barcelona

2012

Los antecedentes son largos de describir: en síntesis, 150 años después de que I. Cerdá dejase sin definir el enclave donde se cruzan las tres vías principales de Barcelona -Gran Via, Av. Diagonal y Av. Meridiana-, ante la incapacidad de administradores y arquitectos para proponer una solución si mas no razonable, sale a la luz el propósito de convertir la zona en un parque verde de 14 Ha.

He de reconocer que el artículo póstumo de Manuel Sola Morales("Incertes glòries", Diario Ara, 27 de febrero de 2012), en el que abogaba por la densidad como característica atributo natural del enclave, me animó a abordar el proyecto: por el efecto combinado de la intuición y el sentido común, yo había llegado a la misma conclusión.

Era la ocasión para proyectar por primera vez algo en mi ciudad, sin ninguna intención de incidir en el proceso que desde el principio me pareció una broma sin gracia -presentimiento que el desenlace ha confirmado-, sino por un sentido de responsabilidad ante mis amigos y alumnos.

El planteamiento resulta obvio, si se reconoce el interés circulatorio -pero, también estético- del anillo que da continuidad al flujo de la Gran Vía y se comparte la idea de que el cruce propicia la densidad, no el pasto.

Extender la trama cumple a su vez con el sentido común y explota la universalidad de la trama. Reemplazar el "arco de triunfo" con que en otras ciudades se han resuelto enclaves análogos con un par de torres de aparcamiento robotizado para 4.000 automóviles puede parecer mas arriesgado pero, visto el conjunto, me parece una opción más que razonable, tanto funcional como formal y simbólicamente.

 

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