Palacio de Congresos y Auditorio

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2009

Durante las últimas décadas, el Palacio de Congresos -con o sin Auditorio anejo- ha sido el símbolo de jerarquía de las capitales de provincia españolas, hasta de las más modestas,. Ello propició la proliferación de edificios destinados a ese fin a lo ancho de la geografía hispánica.

La desorientación reinante en la arquitectura durante esos años -unida a la alegría presupuestaria que provoca el crédito- favoreció la emergencia de unos artefactos hasta entonces desconocidos sin otro aspecto en común que la aparatosidad que propicia el despilfarro y la extravagancia que fomenta la pulsión “innovadora”.

Hace décadas supe por un hotelero de renombre que la condición del éxito de un congreso es un comedor para mil personas, cuando menos. Ese espacio debe poder compartimentarse para el desarrollo de reuniones y debates sectoriales. Pro lo mas importante de ese lugar es que su configuración debe permitir que el solomillo llegue a la mesa más distante en condiciones de temperatura razonables. Ello obliga a prever un corredor de servicio según el lado mayor del refectorio por el que, al percibir la señal, una docena de meseros distribuirá la tajada según un plan establecido de antemano y comprobado meticulosamente.

Naturalmente, este espacio ha de estar complementado por un hall de dimensiones similares donde los congresistas departen refresco en mano. Mientras el comedor se traviste de salas para las reuniones monográficas

Mucho mejor si, además, se dispone de una sala-auditorio donde celebrar la clausura o, en su caso, deleitar a los asistentes con un concierto de la banda de música local.

Se trata, en definitiva de tres espacios de superficie análoga y proporciones similares que se dedicarán a vestíbulo, comedor-sesiones y auditorio respectivamente, complementados por las dependencias de todo tipo que les van a servir de apoyo o alivio, según se mire.

El esquema organizativo utilizado tiene una amplia tradición en la arquitectura: se trata de tres naves circundadas de una crujía de apoyo, de modo que la mayor altura de ellas permite recibir luz -en su caso- por encima del techo de las dependencias de servicio.

El corredor perimetral que en el comedor facilita el servicio de banquetes sirve en el costado del auditorio de vía de evacuación. Los espacios intermedios acogen los servicios sanitarios y pequeños almacenes. En las testas del comedor se emplazan despachos de administración, en un extremo y cocinas, en el otro. El espacio vestibular es abierto a las dos orientaciones del edificio: en una de ellas se sitúa la entrada y en la otra, el acceso de mercancías y productos a presentar. Los extremos del auditorio son ocupados por camerinos en una parte y zona de cafetería, en la otra.

La luz de las salas grandes es de 20 m. entre caras de pilares. Las crujías, de 8 metros, y las bandas de servicio, de 4,5m, incluidos pilares.

 

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