Paráfrasis de la Casa Reyes

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2018

Ya en mi primera visita a Santiago de Chile quede impresionado por la calidad y la cantidad de casas que Jaime Sanfuentes (1922-67) había construido en el “Jardín de Este”, pese a su muerte prematura. Unas casas, todas diferentes, pero que responden a un planteamiento sistemático que les da unidad. Revelan a una estrategia que responde bien a las condiciones que comparten: viviendas holgadas, destinadas a gente adinerada, en unas parcelas de dimensiones en torno a los 1.000 metros cuadrados.

Traté de visitar cuantas pude, lo que me permitió identificar sus rasgos comunes, pero no llegué a captar sus respectivas identidades: se diría que el periplo había sido un sinfín aleatorio de imágenes de una única casa, tal era la continuidad y analogía de sus elementos. No vean una objeción en lo que digo: son los usuarios quienes han de reconocer la identidad de una vivienda, no los visitantes.

La profusión vegetal hacía más difícil percibir la configuración de cada una de ellas, ya de por sí muy variada. Identifiqué, no obstante, una contradicción entre la despreocupación por disciplinar su condición de objeto y el intento de recuperar la unidad mediante pérgolas y vigas en el aire. En el conjunto de casas se aprecia un propósito de construir una envolvente rigurosa que redima una estructura volumétrica desinhibida y aparentemente azarosa.

La Casa Reyes (1965) es una de las más maduras y acaso la más celebrada, probablemente, porque es aquella en la que lo que digo se capta con mayor evidencia: diría que se trata de la casa que supera y compendia las más de dos docenas que Sanfuentes construyó en la citada urbanización.

Como suelo hacer en estos casos, con el propósito de conocerla mejor, elaboré mi propio proyecto, con la libertad que ofrece la paráfrasis, pero con la fidelidad de quien admira la referencia. He prescindido de la profusión botánica que adorna las casas de Sanfuentes, a modo de colchón vegetal que mitigue la proximidad de la cerca. Ello permite captar mejor el proyecto, aunque resta embrujo a la vivencia de sus espacios: en todo caso, facilita el reconocimiento de su arquitectura y añade universalidad al proyecto.

 

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